Cuando decida tomarse un pequeño descanso del crucero y quizás hacer algunas compras, asegúrese de visitar el colorido mercado que tiene lugar cada domingo en la bulliciosa localidad de Santa María del Camí. Considerado como uno de los mejores mercados de Mallorca, el Mercado de Santa María es un lugar para disfrutar de las compras lentas y conocer el patrimonio cultural de la isla.
Abierto desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde, el mercado ofrece todo lo que pueda imaginar. Compre verduras y frutas frescas para prepararlas cuando regrese a su yate o encuentre recuerdos para llevar a casa una vez terminadas las vacaciones. Encontrará una espectacular selección de delicias mallorquinas como ensaimadas, sobrasada, sangría y queso de Mahón.
El mercado, que atrae a lugareños y visitantes cada semana, se celebra tradicionalmente en la plaza situada junto a la iglesia de "tejas azules", una de las catedrales barrocas más impresionantes de España.
Si busca recuerdos, puede elegir entre numerosas artesanías hechas a mano, preciosas joyas y, por supuesto, el emblemático tejido de la región, las "telas de lenguas". La animada localidad de Santa María del Camí alberga una de las tres últimas fábricas donde se elaboran estas ornamentadas telas. También podrá encontrar vestidos, cojines y prendas de vestir confeccionadas por talentosos artesanos con este clásico material mallorquín de intrincado diseño.
Para mantener a los más pequeños ocupados durante su jornada de compras, encontrará un parque infantil en el centro del mercado, aunque los niños suelen disfrutar mirando las tiendas. A veces, incluso encontrará juguetes hechos a mano para niños y niñas.
El ambiente vibrante se acentúa aún más con la música en directo que tocan los músicos callejeros: pasear por este mercado es una experiencia para todos los sentidos.
También se puede degustar una estupenda comida callejera, aunque en los alrededores del mercado hay fantásticos restaurantes y cafés donde se puede descansar después de recorrer los mercados en busca de un recuerdo perfecto. Pruebe el cochinillo negro en uno de los auténticos restaurantes cercanos y acompáñelo con un buen tinto; tendrá muchos para elegir, ya que la región es famosa por sus vinos y viñedos de calidad.