Sa Calobra, una pintoresca cala con espectaculares vistas, se encuentra en el municipio de Escorca. Con acantilados de piedra caliza que sobresalen de dos impresionantes playas divididas por el desfiladero de un río, Sa Calobra es un destino perfecto tanto para los que buscan admirar la belleza del entorno como para los aventureros que buscan alguna actividad emocionante.
El llamativo entorno y las sinuosas carreteras lo han convertido en una especie de peregrinaje para senderistas y ciclistas. Aunque la caminata no es para los débiles de corazón, las atractivas vistas hacen que merezca la pena el esfuerzo, traiga su propia cuerda y que comience el viaje.
El Torrent de Pareis -un conjunto de dos cañones- es uno de los más populares, pero también de los más exigentes, de la isla mallorquina, y sólo se recomienda a los excursionistas experimentados y valientes. Popular por sus escarpados acantilados de 300 metros de altura y su naturaleza indómita, la caminata ofrece algunas de las vistas más espectaculares de las Baleares. Sin duda necesitará sus botas de montaña y es aconsejable llevar una cuerda de 10 metros, ya que algunas partes son bastante desafiantes y peligrosas.
Declarado monumento natural por sus peculiaridades únicas, el Torrent de Pareis se considera una de las actividades mas apreciadas para los montañeros que visitan la isla. La caminata desde Escorca hasta Sa Calobra le llevará unas 4 horas y cabe destacar que el descenso de los 600 metros puede ser incluso más exigente que la propia subida.
A los excursionistas más atrevidos les encantará comprobar el punto más peligroso, el Pas de S'Estaló, muy mejorado por un equipo de voluntarios, pero aún así muy arriesgado.
Es aconsejable iniciar la caminata entre mayo y septiembre y dejarla para otro día después de las lluvias intensas, ya que los lechos se llenan de agua, haciendo el camino resbaladizo y provocando numerosos accidentes.
Merece la pena recorrer en bicicleta la sinuosa carretera considerada una obra maestra del ingeniero italo-español Antonio Parietti, que también diseñó la vertiginosa carretera del Cap Formentor. Aclamada como la "subida perfecta para el ciclista" por Cycling Weekly, las horquillas en bucle, las subidas constantes y los increíbles paisajes la convierten en uno de los lugares más populares para girar las ruedas en Europa.